¿De qué te sirve saber esto?
Porque al comprender que puedes gestionar tus emociones a través de lo que comes, también eres capaz de gestionar lo que comes a través de tus emociones. Así es como hackeas a tu cerebro.

Es mágico. Por lo menos durante ese instante que tarda en desaparecer el sabor de tu boca y se convierte en angustia cuando miras si ha quedado otro cuadradito, el mismo que prometiste guardar para mañana. Así desaparece también, por arte de magia. Igual de rápido.
Este, o cualquier otro antojo, suele ser una lucha de poderes que se libra en tu mente en la que más temprano que tarde gana el chocolate.
En defensa de él: no es solo una cuestión de voluntad, es que ese chocolate de verdad te da felicidad, tu cuerpo así lo interpreta, por eso le ordena a tu mente que lo consiga de manera urgente cuando te sientes triste, sobrepasada o angustiada. Eso es porque genera dopamina, la hormona de la satisfacción inmediata.
Aunque claro, «soluciona» un problema, pero trae otro. Justo porque es felicidad a corto plazo y porque en realidad no soluciona nada, sino que tapa…
Ojo, que esto tampoco va de dejar de comer chocolate, yo sería la última persona en sugerir algo así.
Fíjate que es lo mismo que ocurre cuando sientes mariposas en el estómago, no por hambre, sino porque estás frente a una persona especial, porque por fin llegó el día que estabas esperando o porque al abrir la puerta de la casa de tus padres sentiste el olor a tu comida preferida.
Lo que hay detrás del chocolate como fuente de felicidad, y las mariposas en el estómago como señal de que algo está por suceder, tienen la misma raíz.
El eje intestino cerebro. El intestino es tu segundo cerebro y de hecho, tiene conexión directa con el primero, el que ya conoces, y que funciona como un camino de doble vía en el que uno le envía información al otro y viceversa.
Esto que parece complicado, ya lo sabía tu abuela por experiencia cuando te decía:
«No comas tan deprisa, que te va a sentar mal»
«Ese dolor de barriga es de nervios»
«Come algo porque luego estás de mal humor»
Así de conectadas están nuestras emociones con el estómago.
Porque al comprender que puedes gestionar tus emociones a través de lo que comes, también eres capaz de gestionar lo que comes a través de tus emociones. Así es como hackeas a tu cerebro.
Somos lo que comemos y comemos lo que sentimos.
Esa tortilla de patata que le das a tu cuerpo tras un largo día de trabajo tiene un efecto que va más allá de quedarte a gusto, sentirte pesada o tener más hambre. Impacta en tus emociones para bien o para mal: un chocolate en un momento de angustia te da satisfacción y un alimento que hace pesada tu digestión te pondrá de mal humor. Así funciona ese camino de ida y vuelta.
Imagina entonces lo que una dieta restrictiva puede hacerle a tu mente y a tu cuerpo. En principio, desconectarte de ti misma, y al final, el pago con intereses a través de episodios de comer compulsivo y angustia. ¿Cómo crees que esto le impacta a tu eje cerebro-intestino? Nada bien.
A mí misma me ha pasado, he sido víctima de las dietas y eso me llevó a un desorden en el que las consecuencias fueron mucho más que casi 20 kilos aumentados.
No es casualidad que haya elegido Rompiendo Dietas como nombre del centro de psiconutrición.
Tampoco he elegido mencionarte esta relación de la comida con tus emociones de manera aleatoria, sino porque la forma en la que trabajamos en Rompiendo dietas tiene todo que ver con ello. Sabemos que en el intestino es donde se cocina tu felicidad.
Y hemos comprobado una y otra vez que, si te enfocas en la comida, en el peso, en la dieta y en la cantidad de calorías, pones el foco fuera de tu esfera de control. Y lo pagarás caro.
¿Si no por qué cuando empiezas una dieta, vacías la nevera y la despensa de ciertos alimentos como si la fuera a inspeccionar la policía? Es porque sabes que no tienes el control, es solo restricción. Y eso funciona bien, hasta que ocurre un contratiempo, en mi caso fue una ruptura de pareja, pero bien puede ser una pelea con tu jefe, una expectativa rota o lo que sea.
En cambio, cuando aprendes que eres más que un cuerpo que procesa alimentos, empiezas a trabajar de adentro hacia afuera. Esa sí es tu zona de control, y es cuando empiezas a gestionar sin angustiarte ni culparte. Comer fuera de casa deja de ser una amenaza y vuelve a ser un plan perfecto para cualquier día de la semana.
Llegado este punto, quiero preguntarte: ¿prefieres seguir probando con dietas milagro o estás lista para conseguir un cuerpo saludable y una mente en paz?
Ole por ti. Ahora que estamos en la misma página, quiero presentarte al equipo de Rompiendo Dietas que te acompañará en tu propio proceso.
Cristina Yebra
Gracias a mi hermano Iván crecí rodeada de bicicletas, maillots, risas, lágrimas, copas, amigos y viajes constantes. Y fue el ciclismo lo que hizo que decidiera estudiar una carrera sanitaria para mantenerme vinculada con ese magnífico deporte. Dudé durante varios meses si estudiar fisioterapia o podología, pero al final, como buena aragonesa, opté por hacer caso omiso a todas las recomendaciones y envié mi solicitud para estudiar podología. Como podrás deducir, algo salió mal, me equivoqué al marcar unas casillas y me eligieron en una universidad a la cual no quería ir, así que desistí y terminé estudiando en Huesca, cerca de mi casa, donde descubrí la nutrición.
Y qué suerte que fue así, porque de verdad es lo que disfruto hacer cada día.
Después, los obstáculos que tuve que atravesar me llevaron a especializarme en el tratamiento de enfermedades autoinmunes, patologías digestivas, salud hormonal femenina, alimentación vegetariana y nutrición deportiva. Algo que también completé formándome como antropometrista ISAK I.
Y el amor al deporte me guio a completar un máster en Cineantropometría y nutrición deportiva, otro en Iniciación a la investigación en ciencia y tecnología de los alimentos, y uno en psiconeuroinmunología clínica (PNI).
En uno de los másteres que hice conocí a Paula, con quien compartía la visión sobre las dietas, prohibiciones y el método convencional en general. Y en ese subidón que te viene cuando te encuentras con alguien que te ayuda a poner en marcha tu propósito, decidimos crear un programa de educación alimentaria y así ayudar a nuestro círculo más cercano, para ello creamos una cuenta en Instagram que se llamó rompiendodietas, allí empezó todo.
Judith Botaya Audina
Desde los 10 años paso mi vida dentro del ambiente deportivo. Empecé a jugar al bádminton como hobby junto a mis primos, y terminé compitiendo a nivel nacional. Todavía hoy sigo jugando en el equipo de toda la vida y además lo he combinado con el running y el Crossfit.
Esa pasión por el mundo de la salud y el rendimiento, me llevó primero a estudiar fisioterapia y luego nutrición, que para mí son pilares fundamentales de una vida saludable. Por eso me especialicé en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad, patologías digestivas, nutrición vegetariana y vegana, y nutrición deportiva y también me certifiqué como Antropometrista ISAK I.
También me considero muy fan de las sobremesas en familia y de los juegos de mesa. Coincidir un domingo para comer en casa junto a mi familia mientras nos ponemos al día es mi momento preferido de la semana.
Lo único que puede hacerle competencia a ese plan es una escapada de fin de semana a la playa en verano o un viaje en buena compañía como el que hice a Jordania con mi madre.
Anais Usar Sancho
A esta profesión me han traído dos factores. El primero es la pasión que mi profesora de biología en Sagunto despertó en mí por el planeta y el cuerpo humano.
Eso de entender el porqué de cada cosa y cómo actúa todo lo que nos rodea en el cuerpo me maravillo, tanto que si algo me fascina es disfrutar de la naturaleza, sobre todo de la primavera y sus flores, me dan un chute de energía.
Otra forma en la que disfruto del entorno natural es a través de los deportes. Pruebo todos los que puedo, en especial si se tienen que ver con el agua o la nieve. Hasta ahora he probado, windsurf, paddlesurf, wake board, snowboard y surf. Mis preferidos son los 2 últimos.
La otra razón que me acercó a la nutrición es que de pequeña estuve rodeada de personas muy queridas de mi familia que, para conseguir un cambio en su imagen corporal, atravesaron procesos muy difíciles. Eso me motivo a buscar herramientas que me permitieran ayudarles a ellos y a otras personas en la misma situación. Así fue que, no solo me recibí de nutricionista, sino que me volví experta universitaria en obesidad, medicina del género y salud hormonal de la mujer. Y esto último a especializarme en nutrición del bebé, y en lactancia materna y artificial.
Fuera de la consulta, además de disfrutar de la naturaleza y el deporte, me encanta el cine, al punto que cuando una película o serie me gusta mucho, veo todas las entrevistas de los actores promocionándola.
Ana Naval López
Desde siempre sentí una profunda curiosidad por entender el comportamiento humano. Me intrigaba descubrir por qué actuamos de ciertas maneras y cómo nuestras experiencias nos moldean, lo que me llevó a estudiar Psicología. Desde que comencé mi camino profesional, supe que lo que más me apasionaba era acompañar a las personas en sus procesos de recuperación y cambio, ofreciéndoles un espacio seguro y libre de juicios. Fue entonces cuando comprendí que había tomado la decisión correcta.
A lo largo de mi trayectoria, he tenido la oportunidad de trabajar en entornos muy diversos, centrándome en áreas como la gestión emocional, la ansiedad, la depresión, la insatisfacción corporal y la sexología. También completé el máster en Psicología General Sanitaria, y, como siempre estoy en búsqueda de aprender más, me mantengo en constante formación para seguir mejorando y ofrecer una atención más completa y personalizada.
Fuera de la consulta, disfruto rodeándome de las personas que quiero, incluidos mis gatos, que son parte importante de mi vida. El deporte también ocupa un lugar fundamental para mí: practico entrenamiento de fuerza, snowboard y krav magá, y siempre estoy buscando nuevos retos que me mantengan activa. Me fascina la naturaleza y la montaña, y perderme en paseos sin rumbo fijo con mi cámara de fotos en mano es uno de mis mayores placeres.
Aunque valoro mucho mi tiempo libre, me siento profundamente agradecida de tener una profesión que, además de permitirme ayudar a los demás, me enseña y me hace crecer día a día junto a las personas que acompaño.
También cuento con un gran equipo de colaboradores especialistas que nos ayudar a poder atenderte.
Miriam Carruesco Cabrero
Si me tuviera que resumir en un solo adjetivo diría que soy cercana.
Disfruto por igual de pasar tiempo relajada en casa saboreando el olor de una vela, pasear por el monte o de compartir tiempo con mi familia y amigos. Tanto que cuando elegí qué carrera universitaria estudiar lo hice en Huesca, cerca de mi casa paterna, Naval, a donde voy de visita cada vez que puedo.
Lo mismo me pasa con mi profesión. De hecho, creo que es porque me gusta escuchar a las personas que me especialicé en educación alimentaria, tratamiento de trastornos de la conducta alimentaria, alimentación infantil y salud hormonal femenina. Siento que estoy donde elijo cuando tengo la posibilidad de empatizar, acompañar y ayudar a alguien, es otra de las razones por las que elegí esta profesión.
El mundo de nuestro intestino me resulta apasionante, y la forma en la que conecta con nuestro cerebro influyendo en cada aspecto de nuestra vida me sigue sorprendiendo. Por ello, elegí cursar un máster en obesidad y trastornos de la conducta alimentaria, además de un posgrado en nutrición clínica avanzada, para ayudar a las personas a entender cómo pueden mejorar su calidad de vida a través de la alimentación.
Marta Lamiel Viñuales
Cuando comencé mi andadura profesional notaba que había algo que aparecía más veces de lo que me imaginaba: los trastornos alimenticios, y aunque en ese momento no trabajaba de forma específica en la conducta alimentaria ni en la insatisfacción corporal, entendí que esto se relacionaba mucho con la enorme presión social sobre el cuerpo que hace que se creen conductas que luego la misma sociedad normaliza.
Entendí que la nutrición y la psicología se unen a la hora de trabajar todas las creencias, pensamientos y sensaciones asociadas a cómo creemos que debería verse nuestro cuerpo en un contexto en el que se ensalza la delgadez, asociándola a éxito, fuerza de voluntad o salud. Todo ello desde que somos pequeñas: televisión, publicidad, entornos familiares, redes sociales, gimnasios, industria textil e incluso consultas médicas.
Pude ver desde primera fila como eso enferma, porque la persona y sus emociones quedan relegadas a segundo plano.
Allí encontré mi lugar de aporte dentro de la profesión, así que decidí especializarme en ansiedad, gestión emocional, imagen corporal y alimentación, además de cursar el máster en psicología general sanitaria. Desde la consulta acompaño a recobrar una alimentación más nutritiva, intuitiva; y al final más disfrutona, libre de juicios y verdades sin base.
En mi día a día, me encanta disfrutar de largos ratos a solas y también limpiando, incluso me cuesta frenar una vez que empiezo. Creo también que tengo poca batería social, aunque si es verdad que me gusta compartir planes con mis seres queridos, lo que incluye a un gato y dos perros con los que he descubierto un amor incondicional que no preveía cuando un perro me mordió de pequeña. Ahora no los cambiaría por nada.
Jorge Bernet Abadía
Desde que tengo uso de razón, el deporte ha sido una de mis grandes pasiones, y siempre me ha motivado el deseo de ayudar y acompañar a las personas de mi alrededor. Sin darme cuenta, estos dos pilares han guiado tanto mi vida personal como mi desarrollo profesional.
Soy una persona activa y en constante búsqueda de nuevos retos, tanto a nivel personal como profesional. Siempre he creído que las experiencias nos hacen crecer, y eso es algo que procuro aplicar en todos los aspectos de mi vida. Mis primeros pasos en el ámbito profesional comenzaron en los banquillos, donde, sin saberlo del todo, ya empezaba a aplicar mi visión psicológica y mi manera de entender el deporte.
Aunque inicialmente intenté estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, pronto sentí curiosidad por la Psicología, lo que me llevó a emprender esta carrera a distancia. Una vez más inmerso en el mundo deportivo, me di cuenta de cuánto espacio había para la psicología en este ámbito y de la importancia de especializarme. Por eso, decidí cursar un máster en Psicología Deportiva, aprendiendo de algunos de los mejores profesionales del sector.
Mi enfoque al trabajar con deportistas es cercano y práctico. Creo firmemente que es esencial comprender sus necesidades y objetivos para construir juntos un plan personalizado, trabajando paso a paso para optimizar su rendimiento mientras cuidamos de su bienestar. Este proceso implica analizar a fondo las características y demandas de su deporte, adaptando estrategias que el deportista pueda aplicar directamente en la competición.
Para mí, un psicólogo deportivo debe ser una fuente de pasión y motivación para los deportistas. Es vital ponerse en su piel, entender su contexto y conocer, al menos en cierta medida, las exigencias que su disciplina les impone. Solo así podemos realmente acompañarles en su camino hacia el éxito, tanto personal como deportivo.
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