Comer de forma natural y saludable se nos hace cada vez más complicado debido a los estímulos externos de comidas rápidas y poco nutritivas. Si esto nos ocurre a los adultos, a los niños les afecta aún más de forma negativa. Este es uno de los motivos de que la obesidad infantil haya aumentado tanto en los últimos 30 años. Sabemos que el ritmo de vida que llevamos nos complica todo pero por ello queremos redactar una serie de consejos sobre educación nutricional.
Los niños acaban comiendo lo que se tiene en casa, exceptuando los ratos que pasan fuera de ella compartiendo tiempo con amigos y familia. Es en el hogar donde deben marcarse las pautas para que se conviertan en costumbre, algo que llegará con el tiempo. Hay que ser paciente y crear una conciencia sólida sobre aquellos alimentos que pueden ser más o menos beneficiosos para nuestra salud y cuando ingerir unos u otros.
Muchas veces, padres y profesionales solemos alarmarnos un poco por aquello que puede comer el niño en fiestas o reuniones de amigos. Pero hay que mantener la calma, aquello que coma fuera de casa no será una norma sino una excepción y, por lo tanto, no generará hábitos. Lo importante son las costumbres que se forjan en casa, durante los almuerzos y las cenas.
Una buena educación nutricional nos acompañará toda la vida y nos permitirá discernir aquello con lo que nos alimentaremos. La familia es el primer contexto de socialización para los niños y lo que aprendan de ahí marcará sus vidas. Los chicos aprenden por imitación, por ello lo que vean hacer a sus padres lo tomarán como referente para hacerlo ellos. Asentar las bases para ello es imprescindible y desde nuestra clínica de psiconutrición Huesca Rompiendo Dietas solemos dar estos consejos:
Consejos sobre educación nutricional
Muchas veces se intenta inculcar al entorno del niño sobre las pautas que estos deben seguir para comer bien. Los colegios se han visto abocados a establecer normas sobre desayunos para que los padres se sientan obligados a alimentar sanamente a sus hijos. Por esta razón hacemos hincapié en la importancia del hogar.
Crear menús semanales
Planificar es el primer paso para comer bien, si solo improvisamos acabamos sucumbiendo a las facilidades que nos da el mercado. Hacer partícipes a nuestros hijos de las comidas que sé van a preparar, de los alimentos que serán necesario usar y en algunos casos hasta de la preparación de los mismos, les creará conciencia.
No comprar lo que no se quiere comer
No te lleves a casa aquellos alimentos que no te quieres comer, ya seas tu mismo como tus hijos. Si comer galletas para merendar es algo puntual, no tengas un paquete en casa toda la semana. Solo adquiérelas el día que planifiques hacerlo, si no, lo más probable es que estéis todos pendientes de comeros esa caja.
Lo que no se tiene en la nevera no se come, si no hay galletas, dulces, chocolate o cereales, pero si hay fruta y yogures naturales, pues es fácil deducir que se comerá. Opta por productos frescos y saludables, será la mejor forma de que todos elijan mejor.
Aprender a leer etiquetas
Enseñar a nuestros hijos lo que son los valores nutricionales de los productos y como estos nos afectan, será clave para que en el futuro elijan bien. Es un trabajo largoplacista, como padres debemos tomarlo con calma e ir integrándolos en nuestras búsquedas y análisis. Con el tiempo ellos tomarán la iniciativa para interesarse en leer aquellos productos que les llama la atención.
Hacer una compra saludable
Lo más importante es llenar nuestra compra de alimentos que vamos a consumir a lo largo de la semana. Elegir productos frescos para crear nuestras preparaciones es muy importante para que los menores sean conscientes de que tipo de productos se consumen en casa y el porqué de su uso.
Involucrar a los niños en las preparaciones
Cocinar todos juntos hará que los niños valoren el trabajo que requieren las preparaciones de los platos, a la vez que tendrán curiosidad por probar que es lo que ellos han hecho. De esta forma podremos ir introduciéndoles alimentos diferentes para que vayan abriendo su paladar.
No obligar a comer
Los niños, al igual que los adultos, saben regular su apetito ellos solos, por lo que no es necesario obligarlos a comer. Cuando esto se hace generamos una mala relación con la comida que empieza a verse como si fuera una obligación.
Presentar siempre agua para beber
Dejar los refrescos o los zumos para ocasiones puntuales y elegir el agua como bebida en todas las comidas hará que consuman menos azúcar y tengan el paladar menos alterado.