¡Hola!
En muchas ocasiones planteo esta pregunta a mis pacientes y rápidamente obtengo una respuesta afirmativa. Sin embargo, en unos pocos segundos comienzan las dudas, ¡ya he encendido otra pequeña mecha! (Así llamo yo a ir encendiendo bombillas, bombillas de curiosidad por lo que comemos)
Para comenzar, debemos saber que un grano de trigo consta de tres partes: germen, endospermo y salvado.
- Germen: Rico en grasas insaturadas y vitaminas. Contiene el embrión de la planta y normalmente, se extrae durante el procesamiento para alargar la vida útil de la harina blanca.
- Endospermo: Constituye aproximadamente el 83% del grano, contiene almidón y es la parte que se muele para hacer harina blanca.
- Salvado: Es la cubierta dura del grano que contiene fibra y minerales. Se extrae durante el proceso de fabricación de la harina blanca.
Como hemos visto, aunque la harina blanca y la harina integral se elaboran a partir del grano de trigo, la diferencia entre ellas es notable y reside en la parte utilizada del grano. La harina blanca o refinada se obtiene de la molienda del endospermo y la harina integral contiene las tres partes del grano, siendo rica en fibras no solubles, fitosteroles, vitamina E, ácido fólico, fósforo, magnesio, manganeso, selenio, entre otros nutrientes esenciales.
Este pan debería de fabricarse con el grano entero, no refinado. Sin embargo, muchos productos que se comercializan como «productos integrales» en realidad son de harina refinada a la que se le ha añadido salvado, responsable de ese color más oscuro.
Una buena forma de saber si se trata de un producto realmente integral es la textura o la consistencia densa.
Otra buena forma es fijarse en el etiquetado (si lleva) para comprobar si la harina es integral o refinada con salvado. Las palabras «harina de trigo integral» o «grano entero» deberían ser las palabras clave. Y lo que nunca falla es preguntar a tu panadero/a por la composición de ese «pan integral».
Actualmente, no hay obligación de etiquetado nutricional, hecho que puede llevar a la confusión del consumidor por la gran cantidad de denominaciones que podemos encontrar (alto en fibra, integral, multicereales, etc.).
Cada día somos más los profesionales que recomendamos aumentar el consumo de cereales y panes integrales. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo aconseja como una estrategia para reducir el riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes, algunos tipos de cáncer y diversas patologías gastrointestinales (estreñimiento, divertículos..).
Por ello es recomendable ir reemplazando paulatinamente el pan blanco por el pan integral en nuestra mesa.
¿Os sumáis a cuidar vuestra salud con un pequeño gesto? Simplemente hay que empezar a leer la lista de ingredientes.
*Este último ejemplo no es el mejor pan integral que vamos a poder encontrar por su larga lista de ingredientes, sin embargo, me ha resultado complicado encontrar etiquetas de barras de pan.
Os sorprenderéis, desgraciadamente, cuando comencéis a leer etiquetas y a preguntar a vuestro panadero/a por la harina con la que está hecho vuestro «pan integral».
#rompiendodietas
Cris
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