Hay personas que tienen serios problemas para mantener una rutina de alimentación saludable. En nuestra consulta de psiconutrición Huesca Rompiendo Dietas, suelen contarnos que durante el día son capaces de comer bien, pero que al llegar la noche no pueden parar de comer. Popularmente, denominamos comedores nocturnos a quienes tienen ese tipo de comportamiento. Su gravedad es variable y depende de cada caso: hay personas que simplemente comen algún dulce al final de día para recompensarse; otras no pueden parar de picar mientras ven una película, e incluso algunas se levantan a medianoche a comer todo aquello que puedan encontrar en la nevera.
Los comedores nocturnos tiene un problema más serio de lo que se pueda pensar, pues algunos pueden llegar a ingerir el 25 o el 30 % de las calorías diarias después de cenar o en la madrugada. Esta sobreingesta alimentaria no solo los daña por el hecho de subir de peso o de no bajarlo, sino porque los alimentos que se comen durante estas “crisis” no suelen ser muy saludables.
¿Qué son los comedores nocturnos?
El síndrome de comedor nocturno es un trastorno alimentario y no una debilidad. Conocer en qué consiste nos puede ayudar a ponerle solución, y eso es lo que hacemos en nuestra consulta.
Síntomas de los comedores nocturnos
A continuación daremos algunas pistas sobre acciones que podrías tener en cuenta para saber si tienes esta problemática:
Uno o dos atracones nocturnos
Las personas que tienen este problema tienden a ingerir más cantidad de comida a lo largo de la noche que durante el día, incluso después de haber dormido un poco. Esto hace que se sientan satisfechos durante la mañana y el mediodía. Suelen repetir esta conducta dos o tres veces por semana, lo que desequilibra mucho su alimentación diaria.
Poco apetito por las mañanas
Al comer mucho más de lo aconsejado por las tardes y por las noches, se disminuye el ritmo biológico normal que da apetito en las mañanas. Es frecuente que estas personas se salten el desayuno y lleguen al almuerzo con más hambre de lo aconsejado.
Problemas para dormir
Suelen padecer alteraciones del sueño, tanto para conciliarlo como para conservarlos; es normal que se desvelen en la noche y, a consecuencia de ello, busquen comida.
No recordar lo que se ha comido
Los comedores nocturnos no recuerdan todo lo que han comido durante el proceso de atracón. Es decir, empiezan picando patatas, frutas; luego helado, galletas; otra vez patatas, picos, etc. Llega un punto en que están desorientados y no saben qué alimentos exactamente son los que han ingerido.
Angustia tras comer
Después de ingerir aquellos alimentos que no tenían planeado en su pauta alimentaria, se sienten mal consigo mismos. Empiezan a tener culpa y angustia, y se arrepienten de lo que han hecho.
El estrés detona la ingesta
Los periodos de estrés suponen un detonante para este tipo de conductas. Aumenta su ciclo y hace que las repeticiones lleguen a incluso 4 o 5 días por semana.
Cómo intervenir esta problemática
Para tratar este síndrome, la conjunción de terapias debe ser holística. Por ello, contamos en nuestra consulta con profesionales de la psiconutrición que ayudarán a sanar cuerpo y mente para poder gestionarlo todo de forma saludable.
Cada caso es único: así como no todos tienen los mismos síntomas, no a todos se les soluciona el problema con los mismos procedimientos. Sin embargo, seguimos una serie de pautas que ayudan a solucionar las cosas:
Tratar nuestras emociones
Con ayuda psicológica, se exploran y analizan nuestras emociones para saber cómo se producen y por qué. Esto nos ayudará a entender por qué tenemos esa relación con la comida.
Alimentación saludable
La alimentación está muy ligada con el estado de ánimo y el bienestar emocional. Consumir alimentos altos en calorías y bajos en nutrientes nos desnutre por dentro. Aumentar la ingesta de frutas y verduras durante las comidas principales nos ayudará a tener la mente más clara y el cuerpo más sano.
Contexto social
Existen comportamientos tóxicos en las familias que nos hacen tomar decisiones indebidas. En ocasiones hemos sido criados con una serie de hábitos poco saludables, lo que nos lleva a criar a nuestros hijos de la misma forma. Romper con esto lleva un tiempo, pero es clave trabajarlo en terapia para poder implantar nuevas costumbres.
Mejorar hábitos
Estar siempre a dieta no ayuda a sanar la mente. Contar calorías, disminuir raciones, etc., hace que lleguemos al final del día con mucha ansiedad y hambre. Esto detona que empecemos a querer comer todo aquello que nos hemos prohibido incesantemente a lo largo de la jornada, lo cual nos lleva a un atracón nocturno.
Es un problema complejo, pero con trabajo se puede tratar y se consiguen grandes resultados. Si te sientes identificado con lo escrito anteriormente, contacta con nosotros sin compromiso, ya sea de forma online o presencial.