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No hacer dieta en enero

Ha llegado enero y con él los buenos propósitos para este nuevo año 2023, entre los que se suelen encontrar bajar de peso. Desde nuestra consulta de psiconutrición Huesca Rompiendo Dietas, no queremos decir que ese sea un mal objetivo, solo que planteado de esta forma puede ocasionarnos algunos problemas físicos y emocionales. Por este motivo explicamos por qué no hacer dieta en enero y para ellos trabajamos de manera holística el proceso, pues detrás del interés de la bajada de peso puede haber otras razones que desconocemos.

Después de los excesos calóricos que hacemos en Navidad, nos ronda por la cabeza la idea compulsiva de compensar. Empezamos a buscar herramientas que nos permitan controlar la situación en la que nos encontramos. Siempre intentamos transmitir el mismo mensaje a nuestros pacientes, “no somos lo que comemos en Navidades, sino lo que comemos el resto del año”. Esto quiere decir que con volver a retomar hábitos saludables normales, volveremos a nuestro estado habitual.

Sí, por el contrario, lo que queremos es hacer un cambio de hábitos, modificar nuestra conducta alimentaria aprovechando la fuerza que nos otorga el cambio de año, este es tu lugar. Querer darle mejores nutrientes a tu cuerpo es una buena idea, nos hará sentirnos mejor y de paso perder algunos kilos. A todo esto es necesario sumar siempre una vida activa y realizar algún deporte semanal.

No hacer dieta en enero

No hacer dietas en enero es la mejor decisión que podéis tomar, pues romper con este concepto os ayudará en el aprendizaje que significa comer bien.

Romper el concepto

La mayoría de las personas tienen un concepto erróneo de lo que es un estilo de vida saludable. Vivimos en una dicotomía constante, entre estar a dieta y comer “todo lo que nos apetece”, sin ningún tipo de filtro. Cuando nos encontramos en el segundo punto, basamos nuestra alimentación en alimentos procesados o ultraprocesados, porque como no estamos a dieta no hay problema.

Estos productos son cómodos, fáciles de comprar, la variedad es casi infinita y encima son muy paladeadles. Todo esto junto hace que sean una bomba para el cuerpo, pues su aporte nutricional es bajo, pero el valor calórico es excesivamente alto.

Por el contrario, cuando vivimos en la etapa de las dietas hacemos todo lo contrario. Empezamos a restringir calorías, rechazamos alimentos que son incluso saludables, como algunas frutas o frutos secos. Durante este periodo también sufrimos mucho mentalmente, porque es una lucha muy dura, es estar constantemente peleando con nosotros mismos y con nuestro organismo.

Vivir en esa ambigüedad constante es muy duro y tanto el cuerpo como la mente se acaban resintiendo y al final nunca nos encontramos bien. A consulta nos llegan muchos pacientes con esta dualidad, buscando conseguir metas a corto plazo, que al final les dura muy poco tiempo el resultado.

Nos encontramos a usuarios con conceptos antiguos, con analíticas, con deficiencias vitamínicas y, aun así, con insistencia de pasar de merendar mantecados a solo un yogur natural. De ahí que nuestra forma de trabajar sea a través de la psiconutrición para poder hacer cambios más sólidos y duraderos.

Cambiar de hábitos

Cambiar de hábitos es un proceso largo y que se debe hacer con calma y asentando bien los valores. Tener claro el porqué lo hacemos y qué es lo que queremos conseguir es clave para que podamos mantenerlo a lo largo del tiempo.

Trabajamos en la ruptura de conceptos arcaicos, que aún en la actualidad seguimos considerando buenos. Es complicado dejar de pensar que el zumo de naranja es un buen desayuno o que la leche es imprescindible si necesitas calcio. Romper con estos conceptos es un proceso que cuesta, pues debes aprender el valor nutricional de los alimentos y las funciones que cada uno tiene.

Por estas razones y más, empezar en enero con la única meta de ponerse a dieta como fin para bajar de peso es erróneo. La bajada de peso en casos normales debe darse como un efecto colateral de llevar una alimentación basada en productos saludables y nutritivos, pero a la vez sabiendo que todo es equilibrio.

Llevar una buena alimentación debe estar de la mano con tener una buena relación con la comida. Esto quiere decir que no debemos satanizar grupos de alimentos, pero si debemos distinguir cuáles son aquellos que nos aportan nutrientes y aquellos que solo nos comemos por el placer de hacerlo.

  • Alimentos frescos: los alimentos frescos siempre contienen una alta carga de nutrientes, ya sean frutas, verduras, legumbres, lácteos o carnes magras.
  • Productos ultraprocesados: suelen ser alimentos con una alta carga calórica pero un bajo aporte nutricional. Estos productos si no se quieren consumir nunca está bien, pero como están muy buenos suele apetecer hacerlo. Por ello consumirlos de vez en cuando no es malo. En fiestas como cumpleaños, salidas con amigos, reuniones o para alguna merienda en casa, se puede e incluso se debe hacer si es lo que apetece.

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