La sensación de saciedad es un tema que trabajamos mucho desde nuestra consulta de psiconutrición Huesca Rompiendo Dietas. Muchos de nuestros pacientes poseen muy alterada esta sensación y no saben reconocer cuando de verdad tiene hambre o simplemente es una emoción la que se lo despierta. El hambre es una cuestión compleja para algunos. En su funcionamiento entran en juego muchos factores. El primer tipo que interfiere en este sistema se denomina homeostático y es el hipotálamo quien lo gestiona.
Para entender cómo funciona la sensación de saciedad solemos poner un ejemplo: después de pasar unas cuatro o cinco horas sin comer comenzamos a tener ganas. Esto se debe a la hormona que comienza a producir el estómago vacío, denominada grelina. Esta hormona viaja hasta el hipotálamo, donde activará un grupo de neuronas que sintetizan sustancias y en ese momento aparece el hambre.
En conjunto con el sistema anterior, también tenemos a otro colaborador, que es la glucosa en sangre. Cuando los niveles bajan nos emiten la sensación de desvanecimiento, por lo tanto, el cerebro manda la señal de ingerir rápidamente algo para subir a su nivel. El problema con la glucosa es que no sube de manera inmediata, en consecuencia el alivio de la ingesta tarda en llegar. Esto provoca un consumo de calorías muy elevado en muchas ocasiones.
Cómo funciona la sensación de saciedad
Cuando empezamos a comer, al tiempo empieza a aparecer la sensación de saciedad gracias a las sustancias que nuestro cuerpo. Cuando esto sucede lo normal es comenzar a disminuir la ingesta hasta finalizarla, pues nuestro cuerpo ya no necesita más comida.
Pero uno de los principales problemas viene cuando hemos alterado tanto nuestras percepciones, que no prestamos atención a las señales de nuestro cuerpo. Estamos muy acostumbrados a comer a determinadas horas, a picar si estamos aburridos, e incluso a alimentarnos por ocio o hábito, algo que ha silenciado las llamadas de nuestro organismo.
Por culpa de estas alteraciones, aunque nuestro organismo siga mandando las señales, nosotros no somos capaces de percibirlas de forma clara. Esto nos hace sentir de forma constante hambre, antojos o decaimiento.. Lo que llega a ser muy peligroso para nuestra salud, pues comenzaremos a ingerir grandes cantidades de comida que no nos aporta nutrición.
Una vez que esto ocurre comenzamos a alimentarnos exclusivamente por placer. Aquí hay que hacer un pequeño inciso, aunque todos comemos por placer, también lo hacemos por una cuestión fisiológica. Cuando esta última queda anulada porque no sabemos gestionarla, y queda solo el hecho de comer por comer, solemos tomar malas decisiones en relación con los alimentos que ingerimos.
¿Cómo reconocer la sensación de hambre?
Muchos de nuestros pacientes, sobre todo aquellos que han ganado mucho peso en los últimos años, llegan con el metabolismo muy dañado. Cuando esto sucede es necesario trabajar muchos factores de forma holística para no solo para alimentar el cuerpo, sino también para nutrirlo con aquello que necesita.
Es un proceso largo y debe tomarse con calma y no desesperarse. Cuando llevamos mucho tiempo haciendo algo es difícil reconducir en pocos días esta situación. Ese momento de escuchar nuestro cuerpo y entender cómo funciona es complejo.
¿Por qué no sentimos saciedad al comer?
A continuación detallamos alguna de las razones de porque la sensación de saciedad no llegamos a sentirla plenamente:
- Comemos muy rápido, por lo tanto, a nuestro organismo no le da tiempo a enviar la señal de que el estómago ya está lleno. Cuando por fin lo sentimos ya es tarde y hemos comido demasiado.
- Cuando la glucosa está muy baja nos entran unas ganas muy grandes de comer. Si no elegimos el alimento correcto para solucionar esa descompensación, la glucosa tardará mucho en subir y eso nos dejará sensación de hambre mucho tiempo.
- Hemos agrandado mucho el diámetro de nuestro estómago. Cuando nos pasamos años comiendo más de lo que nuestro cuerpo necesita, el estómago se ensancha. Por lo tanto, para llenarlo es necesario comer cada vez más. Esto supone que la sensación de saciedad tarda mucho más en llegar.
Consejos para trabajar los tiempos para comer
El primer paso es tomar las riendas de nuestra situación, pedir ayuda psicológica y nutricional para poder gestionarlo todo de forma correcta. Ofrecemos una serie de preguntas que podrán ayudarte a saber cómo te encuentras.
- ¿Tienes ganas de comer cuando estás estresado o preocupado?
- ¿Comes más de lo habitual cuando la comida es sabrosa o de tu predilección?
- ¿Quieres picotear frecuentemente cuando haces tareas monótonas o cuando descansas?
- ¿Cuándo estás cansado o cansada tienes antojos de comidas con altas cargas calóricas, como la pizza?
- ¿Comes rápido habitualmente?
- ¿Tienes antojos frecuentes de comida poco saludable, como las galletas o las patatas?
- ¿La ansiedad te genera hambre?
- ¿Te sientes culpable cuando comes algunos alimentos como la pasta, las galletas, la pizza, el helado, o los dulces?
Acude con las respuestas a tu profesional de confianza para trabajar las carencias que tienes y fortalecer tu relación con la comida.