Las vacaciones llegan a su fin. La vuelta al cole, a la rutina, a los días cortos se acerca, y eso puede afectar a muchas personas en diferentes aspectos de su salud. Actualmente el síndrome postvacacional no es una enfermedad mental, sólo algo transitorio que padece alrededor del 65 % de la población. Durante las primeras semanas de septiembre los afectados tienden a padecer ansiedad, apatía, cansancio, tristeza o angustia, lo que deriva en falta de concentración.
Es tal el malestar que se siente a nivel global, que el síndrome postvacacional se está convirtiendo en un problema social. Su gravedad no es excesiva, pues por lo general con el tiempo muchos llegan a reponerse solos., en cambio, otros arrastran esta apatía hasta cronificarla. En la consulta de psiconutrición Huesca Rompiendo Dietas, solemos trabajar esto con nuestro equipo psicológico.
Síntomas del síndrome postvacacional
Los síntomas surgen cuando nuevamente se entra en contacto con aquellas circunstancias que nos resultan estresantes y observar que las vías de escape se están acabando. Esto nos hace ver que el problema no es el fin de la etapa lúdica, sino volver a estar en contacto con aquellas causas que no producen conflictos. No solo el trabajo es quizás el detonante, también puede serlo retomar contactos familiares, empezar el curso escolar o convivir con vecinos que no son agradables.
Los síntomas dependen de cada caso. Algunos serán más leves, y otros más agudos, por ello deben tratarse y trabajarse en consulta. Esta angustia suele reflejarse de la siguiente forma:
- Ansiedad, miedo por ir al trabajo, colegio, universidad o a la propia casa. El problema de la ansiedad es que siempre va acompañada de alguna vía de escape: control o descontrol por la comida, exceso de ejercicio, cortes, lloros, etc.
- Malestar físico y emocional.
- Depresión, apatía, pérdida de interés por las cosas sencillas.
- Sudoración excesiva debido al nerviosismo.
- Falta de concentración, disminución del ritmo de trabajo.
- Cambios de humor
- Incremento de las palpitaciones, llegando a despertarse en medio de la noche
- Insomnio debido al estrés y a la ansiedad
- Síntomas cardiacos o respiratorios
No todos los que padecen síndrome postvacacional sufren cada uno de estos síntomas a la vez, pero es habitual que estén presente algunos de los anteriores. Por desgracia la mayoría de las personas lo pasan solos, no acuden a profesionales ni piden ayuda. Esto hace que los síntomas no se vayan del todo y solo convivamos con el malestar de manera permanente. De esta manera se van acumulando año tras año, hasta que al final se produce algo mayor.
¿Cómo prevenir el síndrome postvacacional?
Existen varias cosas que llevar a cabo, dado que no todo el mundo puede romper con su vida, dejar el jefe atrás y olvidarse de ir al colegio.
- Lo primero, si ves que la vuelta se está haciendo demasiado dura, busca ayuda profesional. Trabajar las cosas con un psicólogo nos permitirá balancear las preocupaciones.
- Planificar el regreso. Siempre es mejor regresar un día o dos antes del comienzo del trabajo o las clases. De esta forma podemos ordenar nuestra vida, la casa y adaptarnos otra vez a las circunstancias.
- Organiza los pendientes: En los días previos a la vuelta detente pensar y priorizar aquellas tareas que quedaron pendientes. Intentar apagar todos los fuegos el mismo día será abrumador, es mejor repartirse las labores e irresolviéndolas poco a poco.
- Busca tiempo libre: El trabajo es importante, pero no lo es todo. Por lo tanto, puedes disfrutar de ratos divertidos fuera de la oficina. El verano aún no ha acabado, aún quedan días de calor y noches templadas, por lo que puedes organizar planes que te motiven.
- No consumas alcohol ni cafeína: nuestras compañeras de nutrición ya han hablado en un sinfín de ocasiones sobre lo poco o nada recomendable que es beber alcohol. Pues en estos momentos hacerlo es aún peor. La cafeína es mejor reducirla durante las primeras semanas. Deja el café a un lado y consume otras infusiones como tila o manzanilla.
- Retoma las actividades deportivas: mantenernos activos físicamente nos ayudará a tener la mente más despejada. Además, el deporte ayuda a liberar el estrés.
- Paciencia: es un síndrome por lo general pasajero y al pasar las semanas nos solemos adaptar de nuevo a nuestra rutina habitual. Céntrate en seguir las recomendaciones anteriores y verás como poco a poco todo volverá a la normalidad.
Diagnóstico y tratamiento
Como hemos comentado no existe un diagnóstico clínico para ello. Solo son el cúmulo de una serie de síntomas que estallan en una circunstancia específica. Por ello el tratamiento no es una línea recta, se trata de una serie de pautas que hay que llevar a cabo. Y a su vez una búsqueda intrapersonal de cuáles son las causas que nos llevan a padecerlo casi todos los años.
Con la ayuda de tu psicólogo podréis trabajar y analizar porque cada año pasáis por esta etapa y de esta forma poder reconducir vuestra vida de nuevo.