La vuelta a clase es un periodo complejo que año tras año intentamos trabajar con padres e hijos para hacerlo más llevadero. Los niños también sufren estrés postvacacional, pero en este caso relacionado con volver a las clases y a la rutina. Como adultos hay que estar atentos, dado que existen muchas formas en las que esta inquietud puede manifestarse en los menores y es mejor trabajarlas desde el inicio.
La vuelta a clase supone dejar atrás días de juego y desayunos relajados. Hay que sustituirlos por mañanas con prisas, desayunos en el cole y pocas horas de esparcimiento. Todo ello hace que notemos cambios de humor, inapetencia en la comida o ansiedad por ella, cansancio o sueño más notorio. No suelen ser reacciones muy bruscas o al menos no deben serlo. Al final son periodos transitorios y siguiendo una serie de pautas que solemos recomendar desde nuestra consulta de psiconutrición Huesca Rompiendo Dietas, se puede tratar.
Antes de implantar cualquier rutina nueva o empezar a planificar etapas, lo principal es hablar con los niños sobre la vuelta a clase. Explicarle a que se enfrentarán este año, dónde estará, qué comerán, etc. Todo esto ayudará a que el menor se prepare para esta nueva etapa, la cual en función de su edad le supondrá un mayor reto o no.
Consejos para disminuir el estrés de la vuelta a clase
Preparar a los niños ante las nuevas situaciones les permitirá estar mejor preparados, y organizar la vida ayudará a los padres a estar listos. Una vez hecho esto, aconsejamos a los padres llevar a cabo algunos actos para mejorar la vuelta a clase.
Preparar la noche anterior el material
Una regla de oro para que el niño sepa qué le deparará el día de mañana es preparar todas las cosas que vaya a necesitar. Junto con ellos haremos estas tareas involucrándolos en cada paso para inculcarle el valor de colaborar en casa y responsabilizarse cada uno de sus labores.
Arreglar la mochila, los libros, el material escolar y la ropa creará un clima de seguridad, además que nos permitirá tener una mañana tranquila. Esto evitará exaltaciones y cambios de humor bruscos por culpa de la incertidumbre. También nos dará tiempo como padre a hablar con ellos y compartir un rato durante el desayuno.
Crear una lista de actividades rutinarias
Hay infinidad de tareas que es necesario repetir a diario y que a los niños se les puede pasar por alto. Para ello podéis crear junto con cartulinas y otros materiales un listado de acciones que hacer antes de salir de casa.
Esta actividad permitirá al niño interiorizar todo aquello que debe hacer sin la necesidad de tener a sus padres, agobiándolos toda la mañana mientras le recitan las acciones. Los padres solo deberán cerciorarse de que ha rellenado correctamente su tabla de tareas antes de salir de casa. Con el tiempo el niño no necesitará esta agenda y recordará por sí mismo todos sus deberes.
Dales independencia
Si los niños ya son preadolescentes es el momento de otorgarles mayores responsabilidades con la vuelta a clases. Deja que hagan la cama antes de ir a clase e invítalos a que se preparen el desayuno. Hacer tostadas, bocadillos o tomar yogur con muesli es sencillo, sano y no requiere mucho esfuerzo.
Esto les ayudará a ser independientes y a la vez le podremos enseñar a comer de forma saludable. Una buena alimentación ayuda a disminuir el estrés, la ansiedad, al igual que permite contar con energía y equilibrio.
Crea buenos hábitos alimenticios
Como hemos comentado, la alimentación es un punto clave en nuestra salud, por ello crear hábitos saludables ayudará a los niños a contar con energía suficiente para afrontar bien el día. Sobrecargar a los niños de alimentos ultra procesados como galletas, cereales o patatas solo hará que aumente su ansiedad y disminuya su energía.
Acude con los niños a comprar los alimentos que ellos consumirán durante los días de clase y enséñalos en la cocina a prepararlos e invítalos a consumirlos. Ir eliminando el exceso del verano es importante para generar un ambiente de rutina donde ciertas comidas ya no estén tan próximas en la despensa.
Mantén la calma
Los padres deben tener paciencia y mantener la calma antes estas nuevas situaciones de rutinas. Serán semanas duras, durante las cuales los niños se revelaran, no querrán comer ciertas cosas y les costará organizarse.
La clave está en hablar con ellos, explicarles las cosas, incentivarlos, motivarlos y calmar las dudas. Todo esto les ayudará a afrontar las cosas y a comunicarse con los padres si tienen algún problema.
Si pasado el primer mes, observamos que nuestros hijos siguen estando inquietos, malhumorados que comen de más o de menos, es momento de preocuparse. Acude al centro escolar, infórmate sobre cómo se van adaptando y en caso de que fuera necesario busca ayuda profesional.